Gusto

El Gusto es una convención, el mal gusto una realidad

BALENTINO

BALENTINO

Me contaba una vieja chamán que: una mujer se corta el pelo, cuando ha dejado atrás una vida, y no quiere volver… ¡cuánta razón, cuánta verdad, cuánto daño! Nada se puede superar cuando no se es capaz de ver la pequeñez de los instintos que nos acompañan.

Cuando más quería a mis hijos, más los intentaban alejar de mi. ¡¿Qué daño habré hecho en mis otras vidas?! Mi último ‘pequeño’ es un tal Minidú. Bueno, la verdad es que se llamaba Balentino. Es un yorkie precioso que me conoce perfectamente, nos queremos, y somos como un padre con su bebé, aunque ya tiene casi diez años. Siempre huele muy bien, no se atreve a cruzar un campo con espigas, ni con piedras, ni con nada, es un chiquitín de alfombra. Ellos creen que es suyo, porque lo arrancaron de mis brazos, y me han dejado sin mi niño y sin nuestros recuerdos, que sólo él conoce desde el principio de mi amor. Mi pequeño, como mi Pequeña, estarán siempre en el centro de mis esencias, de mi vida, de mi corazón. En el lugar, aquél, al que sólo tienen acceso los verdaderos privilegiados.

Yo sé que está necesitado de mi amor y sólo quiero gritar que ¡LE QUIERO!, ¡Te quiero mi BEBÉ! Ya sé que es muy incomprensible lo que digo, pero lo mismo que gasto en mantener a esta familia canina, lo aporto por diez para ayudar a los Niños más desgraciados del mundo, que son los que realmente importan, y así, lavo mi conciencia. Y, ¿por qué una anciana de Bristol le deja su herencia a una perrita callejera? Y tantos cientos de casos. En el mío, Minidú, el falso de Minidoo es mi hijo, le quiero como tal y le tienen secuestrado contra mi voluntad, y lucharé hasta que vuelva a dormir en mi regazo. Seguro que me echa de menos. Le gusta estar con Bruno y conmigo, hacemos una buena piña. ¡Por favor que vuelva mi Bebé, mi Minidú!

Te quiero. Y espero que respeten y entiendan que eres lo único que tengo de mi gran amor.