KAILASH
Cuando Asun me dijo que tenía que ir a la Montaña no lo entendí. Y pasaron miles de galaxias dobladas por el sueño de los Resonantes, aquellos que viajan para traer respuesta a las necesidades de sus hermanos pequeños.
No es posible hacer genética desde otro universo, sólo es posible en este pequeño reducto. La vida es complicada, ininteligible. Tomaba 100 de excitalopram, amado sueño de los locos, psicodelia de color y canto estridente. Una música desliza por mi mente, pero es indescifrable, parece que se instala en el hipotálamo de todos los mortales que no quieren salir y vivir más. Una pérdida de norte y reencuentro con el centro de las puras, reales.
Es muy complicado buscar una montaña cuando lo más alto que he subido ha sido a la banqueta del baño. En la memoria, en la de recordar las cosas de aquí, de pequeño, de allí, de ahora, no hay, ni reducto salvado, ni subida que no haya sido en coche, avión… Busco una montaña, será el Teide, Moncayo, Gurugú… Han pasado los incendios de California, sigue todo en llamas. Me marché a encontrar al amor de mi vida, y había salido a comprar café de dos colores, la perdí en el colectivo, y en un sueño que se convirtió en torrentera. Tengo que empezar una misión. Dicen, los que lo dicen, que todos tenemos una misión. Busco y de repente aparece una Maestra, de 100 pisos de altura, de mil años de sabiduría, de olor a esencia de las esencias, mensajera de algo que no sabe expresar pero que le ha sido encomendado.
En su camino se cruza mi patinete, de niño revoltoso que busca a su pequeña para jugar. Lo ve en mis ojos, en el del corazón herido, sangrando, lleno de pena, con susto. No puedo jugar, me han quitado la vida, la compañera de reír y de venir, de ser y de estar, de confiar y de amar, me han quitado mis juguetes, me hago mayor y no quiero ir. YuAn quiere que meditemos, que encontremos el relax que las agujas pretenden conseguir en las pellejarretadas (noble palabra constante y estirada).
Empieza mi viaje. Lo siento pero no puedo entender porqué todos los días veo a Kailash, antes no existía, ahora me lo ponen como al que debo ir. Y no lo debo hacer solo, me tendrán que acompañar todas mis noches de penumbra, mis sueños inconclusos, mis pies que andarán un camino no esperado, no buscado, amado, deseado, queda todo por hacer. Un mes de junio la Tierra y sus seres cambiarán. YuAn de las reflexiones, sueño que AsUn despertó. Juego de letras que une la fuerza de Kailash, con el Útero de la madre de la que venimos y a la que vamos. Un nuevo tratamiento al viaje, a nosotros mismos. Las sociedades actuales están hartas de ver películas coloreadas, la realidad tiene otros tonos y matices, el color del amor, el sabor de una mirada, el olor de su cabello, el color de sus canas, el amor al amor. Hay que reiniciar, y el proceso no puede esperar. La mentira, el miedo, el desconocimiento, la hilaridad, pintar un cuadro, crear un Hermitage. ¡Susto! De Pequeño, soledad de quien perdió la brújula en una noche de tempestad. Sólo es una Montaña. Pero no volveré, volverá el niño, aquel que la amó. Se lo debo a mis hermanos pequeños, por ellos tengo que estar dispuesto a perder la vida, el sueño, la paz y el honor. Solo con mi esencia. KAILASH.