Oído

No hay peor sordo que el que no quiere oir

HOLA DAVID, HELLO DIOS

Quien no lo ha visto no lo sabe. Quien no lo ha olido no lo sabe. Quien no lo ha soñado no lo sabe. Es necesario, es preciso, necesario, único, irrepetible. ¡Dios existe! Y si no es así, por las venas del David corre sangre impulsada por el sueño de un hombre que no era de ahora, ni de nunca, que no fue, pero que a todos nos tocará conocer y asistir.

La Verónica católica tendió a Jesús su velo para limpiarle sudor y sangre durante el ViaCrucis. La cara quedó marcada como en el corazón que destilaba amor. Con cuidado, no hay que pisar en ese escalón, podría tumbar la escalera Laurenziana. Aparecen todos en las fachadas, nos invitan a soñar, a seguir buscando y relacionando. Maravilloso PonteVecchio, lugar de redención de los pecados más mortales, reencarnación de los olores del Arno que un día lo fue. Otro Duomo me rinde. La recuerdo. Te recuerdo. La empresa la lleva su mujer que lleva bragas de cuello alto y flores.

El Baptisterio, la verdad, la vida, las puertas… Marco con su cabeza de pepino viene a darme la tarde, no le dejo que viole mis sueños. Sólo como te habla te da buen rollo… jajajaja… Se trajo un vestido de zorra del desierto, mezclada con el olor de milnoches, desnudo, rodeado de alacranes, escorpiones, leopardos y bolsos de plástico. España es un país de terminologías franciscanescas que sólo un iniciado que sepa la misa en latín, es capaz de interpretar, las maitines son de noche, una hora antes en Canarias. Visitamos con prisa la galería de los oficios, ha vuelto Marco. A rezar.

Te amo David. Volveré.