JOSÉ LUIS Y LA SENADORA
Cuando entramos en su casa mi amigo Vitín no daba crédito… todo estaba lleno de humo. Un Picasso en el suelo con alguna raya añadida por el lápiz de su pequeña… cuadros, esculturas, objetos de valor incalculable.
Habían ido a su casa a pedirle el cincuenta de todo lo que había ganado, y no les hizo ni CASO. Y con las mismas se dirigieron al cuartel general de la calle Cinca, al lado o perpendicularmente paralela a Serrano. En Velázquez dicen que estaba el gabinete de obstetricia y ginecología, en el que con largas cánulas te colocaban el testigo de vida. Da igual a quién se parezca, aunque sea negro, ¿verdad Majestades? Mientras sea nuestro o del caballo de al lado, todo vale.
A éste le habían colocado cinco. Al portero de Alfonso XIII sólo uno el cachondo de su amigo Alejo, esto era más grave, no era un polvo mal echado, ni una canita al aire. Era un trabajo de amarres, intereses, ruina a toda costa, y cobrar el 50%. Con una salida a Miami programada para dejar embarazada a una virgen, o eso decían los médicos. Fue madre, pero él no fue padre. Y van SEIS.
Hay personas, personajes, seres, caterinistas, acomplejadas de su procedencia y estancia, inferiores, deteriorados, arizas, y hasta senadoras que son capaces de no creer en lo que cuento: ‘Todo lo que va viene’ No estará de más leerse las leyes de Sir Isaac Newton, que en ellas está la contestación a todo lo que tiene que ver con la caída de la Bolsa, o que en la capital en la que vivo se enteren de que fui a la cárcel por una distracción de veinte mil kilos… ¿en las maletas? No, en el corazón.